Cerdanyola del Vallès.— Antonio García -Poisson (¡Ajá! ¡Extranjero tenía que ser!) fue arrestado horas después de pegarle dos tiros a su cuñado y socio empresarial por deshacerse del revólver arrojándolo al contenedor de cartones, violando así la estricta política de separación de basuras del Ayuntamiento.
El mal reciclador se enfrenta a una pena de 20 años sin condicional. La fiscalía aduce como agravante que, según los testigos, Antonio —«sin duda distraído por sus tontas preocupaciones personales sobre huir del país y todo eso»— ni siquiera miró dónde metía el arma: «De haberla tirado al contenedor de metales, podría alegar que desconocía la nueva normativa que distingue entre metales y aleaciones pesadas. Si lo hubiera metido en el contendor de metal, podría argüir que desconocía la normativa que distingue entre elementos y aleaciones. ¡Pero cartones!». En palabras del abogado de García-Poisson, que viene de defender a un desollador de niños confeso, «sólo me tocan los casos difíciles»