Ayer, 22 de diciembre, se celebró el conocido (ranciamente) “día de la salud”. Una jornada bautizada así en honor a todos aquellos a los que no les toca nada en el sorteo de la lotería navideña y un tópico bastante desafortunado en estos días de pandemia.
Eso mismo tendría que haber pensado Gabriel Tontálbez, enfermero en la residencia La Casa del Descanso, cuando decidió proferir el conocido chascarrillo:
“Supe que me había equivocado en el mismo momento que solté la última palabra. Pero ya era tarde. Con lo duros de oído y lentos que son normalmente, puf…solo recuerdo una ráfaga y ojos inyectados en sangre.”, comentó el joven agredido.
El pobre enfermero ingresó en urgencias con varias contusiones de andador en la espina dorsal y mordidas de dentadura de grado 3. “Y porque era la hora de la digestión y estábamos un poco adormecidos, si no ese cabrón chistoso sale sondado con un tubo de manguera”, confesó uno de los ancianos a esta redacción.