Los estamentos eclesiásticos recomiendan una contabilidad B especialmente en estas fechas para celebrar una Navidad plenamente católica. “Cada casa debe tener su jamoncito del bueno y un marisquito de rechupete, que no falte de nada”, declaraba el arzobispo.
Cañizares también advierte que no todo tiene que ser dispendio y picaresca. Tener una contabilidad paralela no exime redimirse mediante la oración rápida, durante un viaje a Suiza o a las Seychelles.
“Es vital para el mantenimiento del buen catolicismo fomentar este tipo de prácticas. Mantiene viva la avaricia y la culpa cristiana. La reflexión posterior al delito te hace mejorar como persona y perfeccionarte como malversador”, declaraba Cañizares.
“Si a la práctica de la contabilidad B, en periodo navideño, se le suma marcar la casilla de la Iglesia en la declaración, se garantiza un “apañito” en el Juicio Final. A los indepes y podemitas les garantizamos un abogado de oficio”, añade el arzobispo.
“La contabilidad B debe ser un instrumento estructural del bienestar de la familia cristiana y en Navidad más aún. El dinero en B tiene que ser como los turrones o la lotería: tradición de la buena”, declaraba Cañizares.