En cambio, los ultras se consideran pertenecientes a una especie supuestamente superior, llamada la raza aria, a pesar de que, si fueran coherentes, algunos de ellos deberían haberse pegado a sí mismos un tiro en la frente por ser demasiado morenitos, ¡y encima, joder, es que se vuelven loquísimos con el fútbol!