Ni Colau ni Maragall. El nuevo alcalde de Barcelona es un perro. En concreto, Cobi. La popular mascota de los Juegos Olímpicos del 92 se ha proclamado alcalde por la fuerza ante la incapacidad de los partidos municipales para ponerse de acuerdo y formar gobierno.
Cobi ha recibido el apoyo de la Guardia Urbana, que ha irrumpido en el consitorio junto a su lado blandiendo amenazadoramente sus libretas de multas para disuadir a los rebeldes.
La primera medida del nuevo alcalde, diseñado a principios de los 90 por Javier Mariscal, ha sido decretar la pena de muerte para todos aquellos que digan que no parece un perro y que es muy feo.
También ha ofrecido una recompensa de 100.000 euros por la cabeza de su creador por haberle dibujado tan feo.