De prohibido, a obligatorio. Así de radical ha sido el cambio de opinión el pontífice respecto al uso del condón, un método que hasta hace poco solo consideraba "aceptable" para prevenir la SIDA y ahora, de repente, abraza como la solución al los problemas de la Iglesia Católica con la pederastia.
Preguntado por las consecuencias negativas que a la larga esta medida podría tener sobre la Iglesia, que acabaría por perder todos sus fieles, el sumo pontífice ha respondido con un razonamiento muy sencillo:
“Si queremos acabar con la pederastia, debemos acabar con los niños. No hay otra solución”.
Otras medidas para luchar contra la pederastia en la Iglesia, como la educación sexual o el fomento de la masturbación entre los párrocos, han sido descartadas por el líder vaticano.
Estas medidas han sido calificadas por el papa como “blandas e ineficaces” ante la potente tentación que los niños suponen para los curas católicos:
“Por mucho que nos masturbemos, la cabra siempre tira al monte”.