Malos tiempos para los hipocondríacos, la alarma sanitaria debido a la COVID-19 ha permitido dar rienda suelta a todas sus peores fantasías y, sobre todo, el acceso a un material altamente adictivo para los amigos de las enfermedades imaginarias: el gel hidroalcohólico. A fin de paliar estos excesos, varios afectados han decidido crear el primer grupo de ayuda para hidroalcohólicos. Escuchemos sus testimonios:
“Le cogí tanto gusto a lavarme las manos constantemente con ese líquido que hasta se me borraron los tatuajes. A ver, casi mejor, porque eran de estos que te haces en plan irónico y luego te arrepientes”, confiesa M.A.
“Me di cuenta que tenía una problema cuando pensé que podía lubricar y desinfectarme el pene a la vez si lo usaba para las pajas”, nos relata J.C. todavía sigue sin poder sentarse en las sesiones de grupo.
“Me lo untaba por todo el cuerpo. Llegué a preparar una bañera entera para meterme en ella al llegar a casa y se me ha secado y estirado tanto la piel que hasta que mis amigas no me reconocen”, cuenta una señora muy parecida a Carmen Lomana.
La asociación ofrecerá un entorno seguro para que todos los afectados puedan contar sus problemáticas sin miedo a ser juzgados. Además, arrancará un programa de asesoramiento con trucos para superar el miedo al al contagio, como clases de parkour para esquivar gente en la calle o el uso de material BDSM de latex para poder mantener sexo con tranquilidad.