Una ambulancia se ha desplazado esta mañana al edificio del Senado tras descubrirse que uno de los senadores había dejado de respirar. Según fuentes del departamento forense, el senador Auroro Montesinos llevaba dos meses muerto en su escaño sin que ninguno de sus compañeros hubiera advertido la situación.
"A ver, esto es el Senado, aquí se trabaja más bien poco. Para que vamos a engañarnos...", confesaba un colega del fallecido.
Según el relato de los testigos, el aspecto del muerto era "el normal en un senador: viejo y de ánimo apagado, incluso mortecino, y con los ojos cerrados durante toda la sesión. De hecho, pensábamos que estaba dormido. Lo normal en un pleno, vaya", expone uno de los senadores.
Las alarmas saltaron entre sus compañeros al observar que era el único que no abandonaba el hemiciclo para salir a desayunar.
El difunto senador continuó cobrando su sueldo intacto, dietas incluidas, durante los dos meses que pasó ocupando su escaño estando fallecido. Además, se da la casuística que, después de muerto, el senador no redujo ni un ápice su productividad. Es más, la aumentó.
Las labores de retirada del cadáver de Auroro Montesinos han paralizado la actividad del hemiciclo, de manera que los senadores no han podido llevar a cabo ninguna labor de trabajo efectivo. O como ellos lo llaman: un día normal en el Senado.
Tras comprobar que el cadáver no representaba ningún riesgo para la salud de sus compañeros, se ha decidido mantenerlo en su escaño para el resto de la legislatura.