La nueva ley que penaliza el acoso de las antiabortistas ante las clínicas de interrupción del embarazo cuenta con amplios apoyos, tan amplios que llegan hasta la esfera celestial. Y es que, tras conocer el contenido de la ley, el mismo Dios se ha aparecido a las antiabortistas para dejar las cosas claras.
“Vamos a ver, señoras. ¿Podéis dejar en paz a la gente?¿Qué parte del libre albedrío que os di no entendéis? ¡CANSINAS! Como yo soy omnipresente, podéis iros a soltar vuestras letanías a vuestra puta casa, que os voy a escuchar igual que siempre, o sea, NADA”.
Las antiabortistas, sorprendidas tras años de holy-ghosting sin ser escuchadas por el altísimo, no han podido asimilar tal impacto y han negado la mayor: ¡Este señor con barba y que emite luz no puede ser Dios. ¡Tiene que ser algún tipo de demonio con cara de Karl Marx!”. Al escuchar esto Dios ha suspirado, cansado: “pues suerte que no les he enseñado las tetas y el coño, que entonces les da un patatús!”