La tempestad que azotó el Mediterráneo Central la semana pasada trajo a la recóndita playa de L’Anguidezza las ruinas de un vehículo terrestre que las autoridades sardas identificaron como el Vengabus, desaparecido como tantos otros éxitos del Eurodance allá por el 2000. Tres miembros del grupo original —de quienes lo último que se sabía era que «Woh! We’re going to Ibiza»— subsistían aún a base de agua de mar y éxtasis