Por fin, ¡fuera mascarillas! Llega la libertad para sonreír, gritar y, desgraciadamente, soportar el tufazo del aliento pútrido de la gente. Y, como siempre en España, este pequeño problema ha provocado colas y luchas en los supermercados a fin de conseguir cualquier producto comestible que disimule nuestra halitosis post covid19.
“La gente está desesperada”, asegura una cajera, “Hay reventa de Smints a precio de Mitsubishi en el callejón de atrás y, viniendo hacia el curro, he visto gente masticando las raíces de los árboles para ver si eran regaliz."
Los únicos que hasta el momento se han mostrado encantados con la medida son los dentistas y ortodoncistas que, según cuentan, han llegado a generar fuego de tanto frotarse las manos: “¡Gracias a las mascarillas vamos a tener un verano que ríete tú de la pasta que sacaron los comisionistas de Madrid!”