La visita de ayer del líder de Ciudadanos a Ugao-Miraballes ha tenido las primeras consecuencias para el partido naranja. Y no hablamos de la vergüenza ajena que despiertan este tipo de intentos de buscar la confrontación y la foto en los medios, sino de una bonita factura de 500 euros en un dentista que fue trasladado de urgencia de Madrid al País Vasco.
Rivera, que saludó a los paisanos con un sonoro “Egun on” no tardó en comenzar a sentir unas molestias en el paladar tras pronunciar palabras en un idioma tan alejado del español para, según el parte médico, desarrollar un cuadro de llagas debido a la quemazón que provocaron tan guturales palabras en su patriótica campanilla.
Pese a aquellos pollaviejas que aseguran que el fascismo se cura viajando, Rivera ha preferido optar por una solución más rápida: enjuagarse la boca con salfumán y besar veinte veces la bandera española cada ocho horas: “No hay nada que una dosis de rojigualda no cure. Bueno, eso y mis vitaminas habituales, que me pongo muy nervioso si no me las tomo”.