Llegan las medidas de desescalada y con ellas la inventiva para cumplirlas. Uno de los sectores más sensibles, el acceso a salas de cine y de teatro, ha tenido que reinventarse a toda prisa para poder ajustarse a la normativa. Según Alfredo Pi Calvo, gerente de cine:
“Lo de poner personal de seguridad a contar gente e impedir el paso a los espectadores nos parece muy brusco. Por ello solo programaremos cintas iraníes y egipcias subtituladas al camboyano: la exigencia del 30% del aforo se regulará automáticamente”
Según los ideólogos de esta ocurrencia, “todas las salas van a parecer un cine Renoir en sesión de 4 de la tarde de martes: no habrá contagio posible porque habrá 10 personas en la sala y 8 de ellas serán parejitas en busca de intimidad. Poco a poco, según la desescalada vaya permitiendo más libertad, pasaremos a programar cine mudo expresionista alemán, películas de acción anteriores a los años 40, documentales sobre el apareamiento de las medus...aaaaaaaah, dios, creo que me estoy durmiendo con solo enumerarlo. Ah, y nada de palomitas, ¡que esto es cine serio!”.