La noticia corría como la pólvora en el día de ayer: El exgeneral bosniocroata Slobodan Praljak sacó un frasco de veneno y lo bebió frente al tribunal cuando se realizaba la lectura de su sentencia de apelación por crímenes de guerra, muriendo poco tiempo después. Sin embargo, la realidad era otra: En lugar de escuchar al traductor, Praljak oía por sus auriculares una lista en bucle de canciones de Pitingo.
Pasados los primeros momentos de confusión y retirar los auriculares al exgeneral, algo extraño ocurrió: Se distinguía todavía un sonido saliendo de ellos, cosa extraña al haber sido cerrados los micrófonos de los traductores. Una persona de seguridad se los acercó a la oreja, para a los pocos segundos gritar y lanzarlos lejos con una expresión de horror en su rostro. Un segundo alguacil los recogió del suelo, intrigado por la reacción de su compañero, y tras escuchar lo que se oía por ellos rompió el cable con los dientes y acabó en posición fetal entre convulsiones.
Tras un análisis bajo medidas extremas de seguridad muy cuidadosas, un técnico de sonido descubrió que existían interferencias en la señal y se había acoplado una lista de temas (casi todo versiones) del cantante de Ayamonte. Slobodan no pudo aguantar más y decidió acabar con su vida ingeriendo veneno.
"Esto es muy grave." -Asegura el presidente de la sala- "Tenemos que tomar muchas más precauciones y establecer protocolos para que no se pueda introducir eso tan fácilmente en un tribunal. ¿Qué pensará el mundo de nosotros si esta situación se repite? Ah, sí... y también miraremos a ver si podemos hacer que los acusados no entren con frasquitos de veneno, que te pasas el día redactando una sentencia y da coraje que se te mueran sin haber terminado de leerla. Toda la mañana perdida para nada, oyes".
Las personas que escucharon durante varios segundos las canciones a través de los auriculares se encuentran fuera de peligro dentro de la gravedad.