El tren que cubría el trayecto entre Villa-Graciosa y Tuputocurro sufrió una avería por enésima vez. Ante el monumental cabreo de los pasajeros el conductor del tren tomó una decisión arriesgada y permitió a los pasajeros bajar a las vías y empujar el convoy.
Sorprendentemente el tren cumplió sus horarios sin retraso alguno gracias a la tenacidad de los usuarios y a un equipo de runners que viajaba con ellos. A medida que el tren avanzaba, en las estaciones se preparaban puntos de avituallamiento con bebidas isotónicas y anabolizantes.
A la llegada al final de trayecto se recibió a los héroes con música heróica y confetti hecho con pedazos de justificantes de retraso. El jefe de estación felicitó uno por uno a los pasajeros y les ofreció trabajar como empujadores profesionales para la empresa.